La iniciación de Ester
— Le dijo que era una guarra pecadora y que si seguía haciendo esas cosas iba a arder en el infierno—, comentó Ester evidentemente afectada. Yo no me sorprendí. Aun cuando ya estamos en pleno siglo XXI y cada quien es libre de ser y hacer lo que le dé la gana, resulta que aún hay muchos idiotas que se quedaron en la época de la Inquisición. ― ¿Pero por qué tanto alboroto? ¿Qué fue lo que sucedió? — respondí mientras daba una calada al cigarrillo. ― Bueno, resulta que, no se sabe cómo, pero se filtraron unas fotos de ella teniendo sexo con su novio y las fotos se hicieron virales entre los chavales de su colegio; tanto así que terminó llegando hasta el director; y este hombre es uno de esos curas retrógrados, casi que del Opus Dei. ― ¡Madre mía!, ¡nada más y nada menos! —respondí muerta de la risa—; no te preocupes, hoy día, con la sensacionalismo de las redes, todo se olvida en un dos por tres. ¿Y qué tan obscenas eran las fotos? —Pregunté con morbo. ―